Todos Para Afuera
El sabor del aire fresco. El aroma de los árboles mecidos por el viento. El sol asomándose entre las montañas. Hay tantas cosas que la experiencia humana puede obtener con solo estar al aire libre.
Pero lo cierto es que muchas personas no creen que la vida al aire libre es verdaderamente para ellos. Según la Fundación Nacional de la Salud (NHF), una encuesta realizada en 2020 en tres agencias federales reveló que, mientras que las personas de color representan casi el 40% de la población estadounidense, cerca del 70% de los visitantes de las tierras federales son blancos.
Históricamente, las poblaciones negra, indígena y de color (BIPOC) han tenido acceso cerrado a los espacios al aire libre. Las políticas segregacionistas mantuvieron a muchas de estas personas fuera de las tierras estatales y federales hasta mediados de la década de 1960. Organizaciones como la Wilderness Society y el Sierra Club se han visto obligadas a enfrentarse a las creencias racistas no solo de algunos fundadores del movimiento conservacionista, sino también a los principios básicos de la conservación.
Y aunque se han hecho avances para que los lugares al aire libre sean más accesibles a las personas con discapacidades físicas y mentales, muchas oportunidades recreativas siguen estando fuera de su alcance.
Aunque el sector de las actividades al aire libre apenas está empezando a abordar la falta de diversidad, tres exalumnos de Pacific ya están poniendo de su parte para hacer que la naturaleza sea accesible para todos.
Cuando Wesley Heredia ‘15 organiza una de sus excursiones al aire libre, su objetivo es conseguir que los miembros de la población latina den el primer paso, incluso si solo se trata de ir a dar un pequeño paseo al parque del vecindario.
“Empezamos nuestro esfuerzo llevando al parque a niños de vecindarios de bajos ingresos. Empezamos con juegos y brindándoles acceso a espacios verdes”, explica Heredia, quien es encargado de coordinar los programas de Vámonos Outside, un programa que tiene como objetivo introducir a la población latina del condado de Deschutes, Oregon, a la vida al aire libre. “Cuando yo llegué, empezamos a desarrollar un programa mucho mayor”.
Hoy, Vámonos Outside ofrece varios programas para todos los niveles de experiencia. Las opciones de actividades incluyen de todo, desde canotaje hasta escalada bajo techo y excursiones para esquiar y hacer snowboard en el cercano Monte Bachelor.
Nacido en Los Ángeles antes de mudarse a Salem, Oregon, donde cursó la preparatoria, Heredia no practicó mucho la recreación al aire libre antes de asistir a Pacific University y participar en el programa Outdoor Pursuits. Al principio fue miembro del equipo de lucha libre, pero Heredia se dio cuenta rápidamente que estar al aire libre alimentaba su alma más que estar en la lona.
“Encontré una comunidad increíble que me ofrecía una intensidad muy diferente a la que se vive en un equipo deportivo”, dijo Heredia. “Me abrió los ojos al mundo exterior. Por eso cambié de carrera en la universidad. Me di cuenta que quería pasar más tiempo al aire libre”.
Tras recibir su título en estudios medioambientales, Heredia pasó unos años viajando por los estados del oeste, trabajando como instructor de campo, guía de excursiones, trabajando con jóvenes y dedicando tiempo a sus propias aventuras. Llegó a Bend y en el 2019 se unió a Vámonos Outside.
Heredia cree que el desafío para las personas latinas y la vida al aire libre se debe tanto a una barrera cultural como a un problema de recursos y acceso. Para los inmigrantes que llegan a Estados Unidos en busca de una vida mejor para su familia, el tiempo y el dinero para la recreación al aire libre no se encuentran en el presupuesto.
“Lo más difícil para nosotros es convencer a la gente de que la naturaleza y las actividades al aire libre son para ellos, que son seguras y divertidas y que son beneficiosas para el bienestar de sus hijos, de ellos mismos y de la comunidad”, afirma Heredia.
“Sin embargo, todas las comunidades tienen algún tipo de conexión con la naturaleza. Creo que todos tenemos esa conexión y nos identificamos de alguna manera con la vida al aire libre. Eso es lo que intentamos fomentar”.
Redefinir esa conexión es el reto al que se enfrenta Metro, la identidad del gobierno regional que se encarga de la gestión de 18,000 acres de parques y áreas naturales en la zona de Portland. Mientras que gran parte del enfoque histórico de Metro se ha hecho en la conservación de espacios naturales y limitar la expansión urbana, ahora desean centrarse en conectar a las diversas poblaciones locales con la tierra.
“Creo que muchas veces interpretamos la conexión como pasear por el bosque y sentarnos a contemplar la soledad. Pero eso no honra a muchas culturas. Eso solo honra a un grupo de personas”, dijo Punneh Abdolhosseini ‘14, responsable de educación comunitaria y administración de Metro. “Así que hemos estado tratando de analizar cómo abordar esa situación al crear espacios que tengan significado para diferentes personas y diferentes cosas”.
Al colaborar con el equipo de parques de Metro, Abdolhosseini ayuda a redefinir lo que significa hacer que la vida al aire libre sea acogedora para todos. El resultado son cambios significativos en el enfoque de la organización en cuanto a la programación y el voluntariado, orientando más la programación hacia las poblaciones BIPOC y educando sobre las conexiones históricas con la tierra.
Los esfuerzos de los voluntarios se enfocan menos en realizar una tarea y más en desarrollar una comunidad y fomentar una conexión con la tierra en la que están trabajando.
“Queremos trabajar con grupos que buscan la sanación con la tierra, pero que quizás no tienen acceso a ella”, afirma Abdolhosseini. “Y el énfasis no es en el trabajo físico. Vamos a salir, vamos a tener buena comida, vamos a tener bebés y ancianos, y vamos a hacer lo que podamos”.
“Los programas de voluntariado tradicionales se enfocan en realizar un proyecto. Nosotros queremos cambiar eso para que el resultado sea una experiencia sanativa”.
Aficionada a la naturaleza desde hace mucho tiempo, Abdolhosseini se dio cuenta de que sus creencias estaban equivocadas cuando participaba como estudiante de Pacific en una experiencia de estudios en el extranjero en Perú. Investigó los efectos del excursionismo de mochila y alpinismo en la comunidad quechua de las montañas que rodean la histórica ciudad de Cuzco.
Mientras vivía con una familia indígena, recuerda que otro guía llevó a un grupo de excursionistas a explorar un lago alpino cercano. “El anciano preguntó por qué esas personas estaban aquí. ¿Por qué seguían viniendo allí?” recuerda Abdolhosseini. “Y yo les expliqué que era para recrearse al aire libre. Les gusta venir aquí a explorar y divertirse en estas tierras”.
“Recuerdo que el anciano se molestó. Este no es un lugar para jugar. Este es nuestro hogar. Las montañas son nuestro dios’. Su respuesta me hizo abrir los ojos. Regresé al país y dejé de hacer mucho ciclismo de montaña y escalada en roca. Ahora me dedico más a la medicina vegetal y a la jardinería. Verdaderamente me cambió y me hizo reflexionar sobre cómo utilizamos las tierras”.
Abdolhosseini es una apasionada no solo de hacer posible que todas las culturas tengan acceso a la tierra, sino también de la sanación y la reconciliación. Además de su trabajo con Metro, también asesora a organizaciones sobre la historia de la conservación y la reconciliación de todas las culturas con la tierra. Terminó el Programa de Liderazgo Medioambiental 2042 a través del Centro para la Diversidad y el Medio Ambiente y está trabajando con futuros grupos del programa.
Para las personas con discapacidades físicas y mentales, desarrollar una conexión con la naturaleza puede ser difícil. Brad Bafaro ’80, MAT ’86, lleva décadas trabajando con los jóvenes para lograr esa conexión.
Intercesor de la educación especial en la comunidad de Forest Grove, Bafaro fundó Adventures Without Limits (AWL) en 1995. El programa en ese entonces era una ramificación del Programa de Actividades Comunitarias (CBAP), un programa de verano para niños con discapacidades que él fundó en 1990 y que incluía un componente al aire libre.
El objetivo de AWL era ofrecer experiencias locales al aire libre en un entorno integrador durante todo el año. Antes de AWL, los estudiantes del programa CBAP viajaban en autobús a Portland para tener acceso a cualquier tipo de experiencia al aire libre.
Pero Bafaro insistió en poner la opción de AWL al alcance de todos, derribando los muros entre los estudiantes con discapacidades y los estudiantes ordinarios.
“Pensé que era importante que no solo ofreciéramos programas para personas con necesidades especiales, sino que incluyéramos a todos los niños”, explica Bafaro. “Empezamos con 15 niños en una furgoneta vieja y destartalada”. En 2022-23, AWL atendió a 1,850 participantes de todos los niveles de experiencia.
Hoy en día, el programa ofrece actividades al aire libre a una amplia gama de grupos, incluido el programa Outdoor Pursuits de Pacific. Financiado por subvenciones y cuotas de usuarios, AWL se esfuerza por hacer que todas las excursiones estén disponibles para aquellos que no tienen los medios económicos. El equipamiento para las excursiones se les proporciona a los usuarios y también se les presta equipo adicional, como abrigos, guantes y bolsas impermeables.
Sin embargo, el objetivo del programa sigue siendo proporcionar experiencias al aire libre a quienes tienen limitaciones físicas y ayudar a todos a comprender que la naturaleza es, y debe ser, para todos.
“En realidad no se puede entender por lo que las personas están pasando hasta que estás en sus zapatos”, dijo Bafaro. “Así que si verdaderamente quieres entender lo difícil que es viajar en kayak cuando estás en silla de ruedas, sin ningún apoyo en el tronco, entonces debes probar hacerlo porque es una verdadera batalla. Y si las personas con discapacidades pueden hacerlo y sentirse bien consigo mismos, es una actividad para toda la vida”.